Según la Sociedad Española de Cardiología (SEC), entre el 5 y el 10% de las enfermedades cardiovasculares que se dan en nuestro país tienen un origen genético y algunas están asociadas con la muerte súbita.
En ocasiones, y sobre todo en los casos de personas jóvenes, los métodos de diagnóstico habituales que posibilitan la localización de anomalías o alteraciones en el funcionamiento del sistema cardiaco (electrocardiograma, ecocardiograma, etc.) no permiten detectar las enfermedades porque aún no se han producido alteraciones morfológicas ni funcionales detectables en el corazón. En estos casos, la investigación genética se convierte en una herramienta clave para los cardiólogos.
La SEC confirma que, gracias al avance de la genética cardiovascular, hoy en día se puedan diagnosticar hasta 50% de las cardiopatías hereditarias que propician un episodio de muerte súbita de jóvenes. Estas dolencias afectan a 1 de entre 250 a 300 niños nacidos vivos, y se transmiten de padres a hijos en el 50% de los casos.
El diagnóstico genético es la forma más eficaz de abordar las enfermedades cardiovasculares hereditarias, y constituye la base para seleccionar el tratamiento adecuado y tomar decisiones bien informadas sobre la gestión de la enfermedad.